EL TIEMPO GANADO
Este es un tema que me da vueltas en la cabeza desde hace mucho pero siempre pienso que es fácil de sentir y difícil de explicar.
Nuestra vida es tiempo y creo que debemos intentar aprovecharlo al máximo. Podemos dividir el tiempo en momentos, en experiencias, en sensaciones, etc… y todo al final se transforma en un mosaico vital que nos marca.
Mi relación con La Naturaleza es bastante intensa desde hace muchos años. Vivo en el campo porque para mi es imprescindible para contrarrestar el estrés diario. Me aporta equilibrio y armonía. Me considero afortunado por vivir en un lugar especial. Cuando llego a mi casa y piso la hierba me empieza a invadir una sensación muy placentera que regenera mi estado interior.
Puedo estar segando, cortando leña, cuidando las plantas y los árboles, puedo estar comiendo con mi familia o disfrutando del paisaje, todo lo que hago cuando estoy allí es tiempo ganado.
A eso me refiero cuando utilizo esa expresión.
Es lo contrario a la sensación que tengo cuando desarrollo un trabajo que no me gusta o cuando me veo forzado a mantener relaciones sociales que no me aportan nada, para mí ese es tiempo perdido.
Lo mismo me pasa cuando me ronda una preocupación relacionada con algo que puede suceder en un futuro. Estoy aprendiendo a no darle más importancia de la que pueda tener si realmente llegara a ocurrir. Recuerdo siempre una escena de “el puente de los espias”, el film de Spielberg, en el que Tom Hanks, que interpreta al abogado de un espía ruso al que estaban a punto de aplicarle la pena de muerte, asombrado por la tranquilidad pasmosa de su cliente le pregunta: No está usted preocupado? A lo que el ruso responde: Ayudaría?
Es evidente que la vida es muy corta y que hay que intentar desequilibrar la balanza hacia el lado positivo. Si al final consigo tener mucho más tiempo ganado que perdido entenderé que ha merecido la pena.